Clamar, a Dios, día, y noche…
¿Para qué?
Pues, porque, ese Dios, con su poder salvador, nos vuelva, a todos, invisibles en el cosmos, como hizo, con Enoc, sin ninguna enfermedad, de por medio, y de esa manera, por tanto, nos vuelva, a todos, unos cosmonautas suyos, viajeros, libres, por el cielo, y por todo el cosmos, eternamente jóvenes.
Y de esa manera, Dios, finalice, el mundo, en tan solo, una noche.
Javier Rubio Ortín
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