Dios, siempre, con mayúsculas…

Dios, siempre, con mayúsculas…

Y el diablo, siempre, con minúsculas…

¿Por qué, motivo?
Pues, porque, Dios, es la felicidad máxima, de cualquier persona, y el diablo, es el autor, de la felicidad nula, de las personas.

Javier Rubio Ortín

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