Las pirámides, y los niños.

Las pirámides, y los niños.

Un niño, creciendo, y volviéndose, por tanto, un adolescente, un joven, un adulto, y un anciano, es una persona, reblandeciéndose, de una forma, progresiva.
Y una persona, cobijada siempre, dentro de una pirámide, apropiada, es una persona, endureciéndose, es decir, una persona, cobijada siempre, dentro de una pirámide, apropiada, es una persona, rejuveneciéndose, hasta la niñez.
Y por tanto, si un niño, vive siempre, cobijado, dentro de una pirámide, apropiada, nunca crecerá, sino, que, por el contrario, ese niño, tenderá, a convertirse, en un bebé, de nuevo.
Y por tanto, si un niño, se limita a dormir, siempre, dentro de una pirámide apropiada, y a vivir, su vigilia, fuera, de esa pirámide, ese niño, puede enlentecer, su crecimiento, o su envejecimiento, en una cierta medida, más, o menos, grande.

El único contenido real, de este artículo: Diversas formas, de la felicidad humana.

Javier Rubio Ortín

Be First to Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *


nueve × = 63