Ser, cristiano: ¡¡¡Ser, un cosmonauta!!!
Efectivamente, un cosmonauta, viajero, libre, eterno, inmortal, por el cielo, y por los universos, del cosmos, por medio, de los ovnis, es decir, ser, un Hijo, de Dios.
Un cosmonauta, que sufre, en el mundo, calamidades, de forma transitoria, para corregir, con sus sufrimientos, las averías, de su nave.
Y un cosmonauta, cuyo, destino final, en el mundo, no es, el de morirse, sino, el de volverse inmortal, desapareciendo, del mundo, sin dejar rastro.
Javier Rubio Ortín
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