Las longevidades, de las personas.
Primeramente, hay, que decir, que, las personas, no nos morimos, sino, que, las personas, nos dedicamos, a desaparecer, y a aparecer, en el cosmos, un número, de veces, ilimitado, dentro, de unas vidas, inmortales, como, la de Dios.
Y por tanto, lo normal, es que, cualquier persona, tenga, la edad, de Dios, inmortal, porque, esa persona, jamás, haya, experimentado, su muerte.
Como, todo esto, es cierto, lo normal, es que, todos, los cementerios, del mundo, carezcan, por completo, de cadáveres, humanos, en sus tumbas.
Y lo extraordinario, es que, en el planeta tierra, existan, cadáveres humanos.
Y por tanto, cada persona, abandona, el planeta tierra, por medio, de un simple sueño, sin más, que, por tanto, no tiene, nada que ver, con ninguna agonía, asociada, a una enfermedad.
Y por tanto, si las personas, nos durmiéramos, en el cielo, todas las noches, las personas, podríamos vivir, en el planeta tierra, millones de años, seguidos, o de forma indefinida, sin llegar a enfermarnos-envejecernos, jamás.
Javier Rubio Ortín
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