La longevidad, de la vida, animal.
Es directamente proporcional, al grado, de quietud, que posee, esa vida animal.
Es decir, es directamente, proporcional a lo que esa parece, esa vida animal, a la vida mineral, e inversamente proporcional, a lo que se parece, esa vida animal, a los gases, y al fuego.
Es decir, los animales, que se mueven, poco, son, muy longevos (Tortugas, loritos).
Y los animales, que, se mueven, mucho, pues, poseen, unas vidas, muy cortas (Moscas, abejas).
Javier Rubio Ortín
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