¡¡¡Dios, bendiga, a todas las personas, enfermas!!!

¡¡¡Dios, bendiga, a todas las personas, enfermas!!!

 

 

 

Y por tanto, las libre de la muerte cadavérica, a estas personas enfermas, curándoles sus enfermedades, primeramente, y volviéndolas, después, con su poder, un diamante, de simetría perfecta, eterno, o inmortal, invisible, a los ojos humanos, o habitantes, del sueño eterno, del reino de los cielos, el cielo, y la eternidad.

 

 

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