Vivir en el mundo.

Vivir en el mundo.

 

 

 

Es decir, vivir, en el interior tenebroso, del planeta tierra.

Debe de ser, siempre, una vida, humana, muy fugaz, muy transitoria, que debe de concluir, siempre, para todas las personas, con la conciliación, del sueño eterno, del reino de los cielos, y el despertar posterior, de ese sueño eterno, dentro de unos ovnis, carros de fuego, o nubes bíblicas, situados, en otros lugares, del cosmos.

Y por tanto, no está, nada bien, el que las personas, echen raíces, en el mundo, o interior tenebroso, del planeta tierra, porque, esas raíces, solo conllevan, vejez, múltiples enfermedades, y una muerte cadavérica, asegurada.

En otras palabras, que, no está nada bien, el amar al mundo, porque, quien ama al mundo, se enemista con Dios, por amar, una vida, prohibida, a todas las personas, por ese mismo, Dios.

Y por tanto, lo correcto, es venir al mundo, no para intentar, el ser feliz, en él, sino, con el único objetivo, de redimirse, o liberarse del mal, para siempre, por medio, de la vida sufrida, contenida en ese mundo, de una manera, 100 %, segura, para todas las personas.

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