Cuando, el mundo, genere, una cierta cantidad de mal….
Cuya magnitud, solo Dios, conoce….
Habrá llegado, la hora, del final de la redención, de ese mundo, y por tanto, automáticamente, todo ese mundo, se convertirá, de forma instantánea, en unos cosmonautas de Dios, Hijos, e Hijas, viajeros, libres, dentro de sus mentes, por todo el cosmos, y con su única casa permanente, en la inmortalidad de Dios-Padre.
Y por tanto, el mundo, o el interior tenebroso, del planeta tierra, desde ese preciso momento, pasará a estar poblado, de nuevo, automáticamente, por sus inquilinos naturales, los dinosaurios, completamente vivos, y los insectos gigantes.
Javier Rubio Ortín
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