A Dios, nadie lo ha visto, jamás.

A Dios, nadie lo ha visto, jamás.

 

 

 

¡¡¡Efectivamente!!!

¿Por qué, motivo?

Pues, porque, el reino de los cielos, el cielo, y la eternidad, solo los podemos contemplar, las personas, por medio, de los ojos, que contemplan, a los argumentos, de nuestros sueños.

Es decir, así, como, nuestros ojos, que contemplan, el sol, y el planeta tierra, no sirven, para contemplar, a los argumentos, de nuestros sueños, tampoco sirven, para poder contemplar, el sueño eterno, del reino de los cielos, el cielo, y la eternidad.

Es decir, ni el propio, Jesucristo, pudo contemplar a Dios, jamás, con sus ojos físicos.

 

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