Como, las personas, no somos, unos animales…
Sino, que las personas, somos, unos cosmonautas de Dios (Hijos e Hijas), viajeros, libres, eternos, inmortales, por el cielo, y por todo el cosmos, por medio, de los millones de naves de Dios…
Todo, el interior tenebroso, del planeta tierra, con el tiempo, tiene que tender, a quedar, completamente vaciado, de cualquier rastro, de presencia humana, ya viva, ya muerta.
Y por tanto, todos los cementerios, del mundo, finalmente, deben de tender, a quedar, completamente vaciados, de cadáveres humanos.
Javier Rubio Ortín
Be First to Comment