Dios, aborrece, la presencia del mal, en la vida humana…
Y por este, motivo, Dios, ha tenido, siempre, tiene, y tendrá siempre, como, enemiga principal, la muerte cadavérica, potencial, de todas las personas, en el planeta tierra.
Dios, por tanto, ha querido, siempre, quiere, y querrá siempre, que, absolutamente, todas las personas, desaparezcan, del mundo, como, el patriarca Enoc, en lugar de morirse, en ese planeta tierra.
Javier Rubio Ortín
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