Dios mío, quiero, viajar, al universo, cuya velocidad, de la luz, sea, de 15 Km / Segundo.
Y por tanto, si Dios, escucha, esa oración, de esa persona, mientras esa persona, duerme, la hace, desaparecer, del universo, que contiene, al planeta tierra, y la hace, aparecer, en el universo, deseado, cuya velocidad lumínica, es, de 15 Km / Segundo.
Y puede suceder, tal vez, que, ese universo, final, deseado, por esa persona, carezca, enteramente, de presencia humana, y por tanto, ese universo, comience a existir, por primera vez, cuando, lo habita, esa persona.
Javier Rubio Ortín
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