Durante, tres días, y tres noches…
En el planeta, tierra, no hubo, ningún rastro, de la presencia, de Jesucristo, ni vivo, ni muerto…
Y al tercer día, la persona, de Jesucristo, apareció, de nuevo, en el planeta tierra, completalmente sana, y se mostró, a sus seguidores.
Javier Rubio Ortín
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