El amor a la Iglesia de Jesucristo.

El amor a la Iglesia de Jesucristo.

Es el amor, a la Iglesia, peregrina, de Dios, por el cielo, y por todo el cosmos, por medio, del poder salvador, de Dios, y por medio, de sus millones de naves (u ovnis piramidales).
Y por tanto, el amor, a la Iglesia de Jesucristo, es el amor, a la gloriosa libertad, de unos Hijos de Dios, y de unas Hijas de Dios, cosmonautas, viajeros, que conocen la verdad, perfectamente bien, que desconocen, por completo, que es el mal, y por tanto, unos cosmonautas, totalmente libres, en sus vidas nómadas, por el cielo, y por todo el cosmos.
Y por tanto, el amor a la Iglesia, de Jesucristo, es el amor, a la verdad, que vuelve, libres, a las personas, dentro de toda la creación.
Y por tanto, el amor a la Iglesia de Jesucristo, es el amor, a sus millones de naves, carros de fuego, nubes bíblicas, u ovnis piramidales (¡¡¡Una nave, de Dios, para cada familia, del mundo!!!).

Y por tanto, el amor, a la Iglesia de Jesucristo, es el amor, al Camino, que conduce, a las personas, desde el cosmos (Felicidad humana, pequeña = Cosmos), a Dios-Padre (Felicidad humana, máxima = Dios-Padre).

[Felicidad humana, pequeña (Cosmos] + [Incremento de la felicidad, por medio, de una fuerza de unión, o fuerza del sueño (Camino al Padre)] = [Felicidad humana, máxima (Dios-Padre) (la nada)]

Y por tanto, el amor, a la Iglesia de Jesucristo, es el amor, a la salvación, o invisibilidad, de las personas, en el cosmos.

Y por tanto, el amor, a la Iglesia de Jesucristo, es el amor, al final de la existencia del mal, en la vida humana, por medio, de su redención sufrida, justa (El amor a la cruz).
[Una vida humana, que conoce el mal, por causa, del interior de un planeta del cosmos, como el planeta tierra (Mundo)] + [Una cierta cantidad de mal (Justicia de Dios)] = [Final definitivo, del mal, en la vida humana (Final del mundo)]

Y por tanto, el amor a la Iglesia de Jesucristo, se demuestra, aborreciendo, el mundo, totalmente, o aborreciendo totalmente, a la estancia humana, ilegal, prohibida por Dios, en el libro del Génesis, dentro, de un planeta del cosmos, como, el planeta tierra.

Y por tanto, el amor a la Iglesia de Jesucristo, se demuestra, amando, las palabras sabias, de Jesucristo:
«Orad a Dios, porque, vuestra huida, del mundo, se produzca, en una determinada fecha del calendario, como, por ejemplo, ni en invierno, ni en día de reposo»
Y por tanto, el amor a la Iglesia de Jesucristo, es el amor, al futuro fin del mundo, anunciado, tanto, por Jesucristo, como, por s. Pablo.

Javier Rubio Ortín

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