El amor a un anciano.
Se manifiesta, enseñándole, a ese anciano, que, no se morirá, jamás, sino, que, una noche, mientras duerme, apaciblemente, y por medio, del poder de Dios, viajará, al cielo, y posteriormente, podrá quedarse, a vivir, en ese cielo, o bien, despertar, de ese sueño celestial, en otro planeta, del cosmos, o en una nave, piramidal.
Javier Rubio Ortín
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