El amor, al cilicio, voluntario.
Una persona, le ora a Dios, de esta manera:
“No me quiero, enfermar, jamás, de ninguna enfermedad, pues, quiero, redimirme, del mal, no por medio, de enfermedades, sino, por medio, de un cilicio, voluntario, que practicaré, todos los días, de mi vida, hasta alcanzar, el día, de mi liberación”.
Y Dios, escucha, la oración de esa persona, y la cumple, y por tanto, esa persona, huye del mundo, finalmente, sin haber sufrido, jamás, ninguna enfermedad, en dicho mundo.
Javier Rubio Ortín
Be First to Comment