El conocimiento, del Dios, verdadero.
A una persona, le resulta, totalmente imposible, el conocer, la verdadera naturaleza, de Dios, mientras, esa persona, vive, despierta, en su vigilia cosmíca, sencillamente, porque, ese Dios, buscado, es la felicidad máxima, de esa persona, pero, mientras, esa persona, duerme, y ese cosmos, que observa, esa persona, con sus ojos, es una felicidad pequeña, de esa persona.
Y por tanto, si una persona, busca, al verdadero Dios, es decir, al Dios, uno, y trino, esa persona, debe de encontrar, a ese verdadero, Dios, uno y trino, conciliando, el sueño, más feliz, de todos, ya sea, vacío de contenido (Dios-Padre), ya sea, con contenido (Dios-Hijo), ya sea, al Dios-Espíritu Santo, o la conversión, del Dios-Padre, en el Dios-Hijo, y del Dios-Hijo, en el Dios-Padre.
Javier Rubio Ortín
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