El cristianismo, sin esperanza alguna.
Una persona, que solo espera, a su muerte cadavérica, en el mundo, nada más, es una persona, que, no espera, nada bueno de Dios, y por tanto, es una persona, con una fe muerta, dedicada a dar culto, a los ídolos del mundo.
El cristianismo, ante, todo, es una esperanza, viva, imperecedera, o inmarchitable, en obtener, un gran premio final, de parte de Dios, a una vida sufrida, que es, el premio final, que obtuvo, hace tres mil años, el profeta Elías, al ser arrebatado, a un carro de fuego, es decir, que es, la vida eterna, de unos cosmonautas suyos, viajeros, libres, por toda la creación.
Y por tanto, un cristiano, que no espera, nada bueno, de parte de Dios, no es un cristiano, sino, que es una persona, adoradora de los ídolos.
Be First to Comment