El cuerpo místico de Dios.
Es un diamante, de simetría perfecta, invisible, a los ojos humanos, y es por tanto, el sueño eterno, del reino de los cielos, el cielo, y la eternidad.
Y es la suma, de todos los cuerpos, de absolutamente, todas las personas, hombres, y mujeres, dormidos, o mineralizados.
Y por tanto, si el cuerpo de una persona, cualquiera, hombre, o mujer, se convierte, en un cadáver, en lugar de mineralizarse, y volverse invisible, el cuerpo de Dios, también se muere, asimismo, en una parte de él, con la muerte de esa persona, y por tanto, toda persona, muerta, debe de resucitar, de nuevo, de forma obligada, para que, de esa manera, todo el cuerpo de Dios, permanezca, siempre vivo, eterno, o inmortal.
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