El destino final, de cualquier persona.
1º Cuando, esa persona, termine de sufrir, en el mundo, una cierta cantidad de mal, esa persona, quedará liberada, del mal, para siempre, de una manera justa (Redención).
2º Después, Dios, le curará, a esa persona, absolutamente, todas sus enfermedades, y la volverá, invisible, en el cosmos, y visible, en el cielo (Salvación).
3º Y por último, Dios, volverá, a esa persona, una persona, eternamente joven, de dieciocho años, perfectamente conocedora, de la verdad, que ya no recuerde, nada, en absoluto, al interior tenebroso, del planeta tierra (Purificada del mal), y cosmonauta tripulante, de un ovni piramidal.
Javier Rubio Ortín
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