El Diablo, del diablo.

El Diablo, del diablo.

 

 

 

Es decir, Jesucristo, el que le arruina, al diablo, toda su obra, sin dejar, piedra, sobre piedra.

Es decir, Jesucristo, el sufriente, la pesadilla terrible, del diablo, que no le deja dormir, con tranquilidad.

Es decir, Jesucristo, el destructor implacable, de todo el mal, ideado, por el diablo, desde su mismo inicio.

Es decir, Jesucristo, el que vuelve al diablo, un obrero, muy útil, del verdadero Dios.

 

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