El premio final, a cualquier, vida sufrida, en el mundo.
Es, el mismo, premio final, que perseguía, Pablo de Tarso, por llegar, a sufrir, en el mundo, lo mismo, que, Jesucristo.
Y consiste, en la conciliación, de un sueño, plenamente feliz, y la conversión final, por tanto, en un cosmonauta, de Dios, viajero, libre, eterno, inmortal, por el cielo, y por los universos, del cosmos, por medio, de los ovnis, que, no sabe, ni sabrá, jamás, lo que es, el sufrimiento, o mal.
Javier Rubio Ortín
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