Investigando, el contenido, de la Biblia.
Se puede, descubrir:
Que, según, el libro del Apocalipsis, Dios, posee, millones de naves, semejantes, a la que describe, el comienzo, del libro, de Ezequiel, es decir, una nave, para que, cada familia, del mundo, se vuelva, viajera, por los universos, del cosmos.
Que, hace, unos tres mil años, el profeta Elías, fue, abducido, a una, de estas naves.
Que, según, s. Pablo, con el final, del mundo, todas, las personas, serán abducidas, a estas naves.
Que, por tanto, potencialmente, todas, las personas, podemos desaparecer, del mundo (Cosmos), sin dejar rastro, como, fue, el caso, del patriarca, Enoc, en lugar, de morirnos, y por tanto, todas las personas, podemos salvarnos, de la muerte.
Que, la resurrección, de los muertos, consiste, en que, el mundo, se apercibe, por fin, de que, absolutamente, todas, las personas, viven, pues, ese mundo, carece, por completo, de cadáveres humanos, enterrados, en sus tumbas.
Que, la verdad, es decir, lo único, que existe, es, el espíritu humano, la felicidad humana (Amor + Paz + Belleza + Libertad), o todas, y cada una, de las ideas, más, o menos, felices, que, pensamos, absolutamente, todas las personas.
Es decir:
Dios = Sueños = Cosmos (Universos) = [Un espíritu humano, más, o menos, grande] = [Una felicidad, más, o menos, grande] = [Amor + Paz + Belleza + Libertad] = [Los argumentos, de un conjunto, de unas ideas, más, o menos, felices, pensadas, por todas las personas] = Verdad
Que, por tanto, si variamos, las personas, a nuestras felicidades, por medio, de la fe, podemos variar, asimismo, también, por completo, a todo el cosmos, que perciben, nuestros sentidos.
Es decir:
Cosmos (x) = F (x)
Cosmos (y) = F (y)
Cosmos (x) + Fe = Cosmos (y)
(Para todos, (x), e (y))
Que, Jesucristo, como, Job, o como, cualquier, otra persona, anónima, dejándose crucificar, es decir, sufriendo, en el mundo, una cierta cantidad, de mal, pusieron, un punto final, definitivo, a sus vidas sufridas, por medio, de la justicia de Dios, y de esa manera, vencieron, al mundo, y al mal.
Que, absolutamente, todas las personas, somos, en realidad, unos cosmonautas, viajeros, por los universos, del cosmos, por medio, de los ovnis, y que tenemos, nuestra, única, y verdadera casa, en el cielo, o la inmortalidad, del Dios, de la Biblia.
Que, por tanto, todas, las personas, potencialmente, podemos viajar, al cielo, nuestra casa natural, por medio, de un sueño, muy feliz, es decir, lo mismo, que, hizo, Jesucristo, en su transfiguración, es decir, completamente sanos, o sin sufrir, ninguna enfermedad, de por medio.
Javier Rubio Ortín
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