Jesucristo, un hombre, sabio.
Que, poseía, la ciencia, necesaria, y suficiente (Verdad), para que, todas, las personas, fuéramos, libres, en todo el cosmos, por medio, de los carros de fuego, o naves piramidales.
Esta, ciencia, que poseía, Jesucristo, hace, dos mil años, fue destruida, por los fariseos, y por tanto, no se pudo transmitir, al mundo.
Pero, el mismo, Jesucristo, les prometió, a sus discípulos, que, en el futuro, el profeta Elías, restauraría, de nuevo, esta ciencia.
Javier Rubio Ortín
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