La desaparición de un familiar.
Un anciano, centenario, paralítico, y completamente ciego, vive, con sus hijos, y sus nietos, en su casa, en el mundo.
Y una noche, ese anciano, mientras duerme, es salvado, por Dios, de su muerte cadavérica, y por tanto, ese anciano, desaparece, de su cama, mientras duerme, como, el patriarca Enoc, o como, mi madre anciana….
Y al día siguiente, los hijos, de ese anciano, descubren, asombrados, completamente vacía, a la cama, donde dormía, el abuelo, y por tanto, a esos hijos, no les queda otro remedio, que creer, que, Dios, se ha llevado, milagrosamente, a su abuelo (No existe, otra posibilidad), mientras dormía, bien sea, al cielo, bien sea, a otro lugar del cosmos.
¿Y qué, le hubiera sucedido, a ese anciano, si Dios, no lo hubiera hecho, desaparecer, del cosmos, de esa manera, gloriosa, mientras dormía?
Pues, que, hubiera sufrido, una terrible agonía, y después, se hubiera muerto, en el mundo, como, un perro.
Y por tanto…
¿Qué deben, de hacer, los familiares, de ese anciano?
Pues alegrarse, sobremanera, de que su abuelo, en lugar de morirse, como, un animal, más, y gracias a la misericordia de Dios, continúa viviendo, para siempre, bien sea, en el cielo, bien sea, en otro lugar, del cosmos.
El único contenido real, de este artículo: Diversas formas, de la felicidad humana.
Javier Rubio Ortín
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