La esperanza, de s. Pedro.
S. Pedro, tenía, una esperanza, viva, inmarchitable, e imperecedera, de que, cuando, su persona, sufriera, una cierta cantidad de mal, cuya magnitud, solo Dios, conocía, con precisión, su persona, sería vuelta invisible, en el mundo, y visible, dentro de una nueva creación, hecha solamente, de bien.
Y por tanto, s. Pedro, tenía, una esperanza, viva, imperecedera, e inmarchitable, de que, su persona, jamás se convertiría, en un cadáver, en el mundo.
Y con esta esperanza, viva, imperecedera, e inmarchitable, s. Pedro, un día, se dejó crucificar, y su esperanza, no fue defraudada, por Dios, pues logró, su objetivo final, es decir, s. Pedro, dormido esa cruz, se volvió, invisible, en esa cruz, y visible, dentro de una nueva creación, hecha solamente de bien.
Be First to Comment