La falsa muerte.
Cualquier persona, se puede transmutar, bien sea, en un diamante (Felicidad a la máxima), o bien sea, en los gases, de un cadáver (Felicidad hacia cero).
En ambos casos, esa persona, deja de respirar, y su corazón, deja de latir, pero, por unos motivos, completamente ajenos, entre sí.
Cuando, una persona, se transmuta, en un diamante, su corazón, y sus pulmones, dejan de funcionar, por medio, de un sueño, completamente placentero (Felicidad, a la máxima).
Y en cambio, cuando, una persona, se transmuta, en gases, su corazón, y sus pulmones, dejan de funcionar, por medio, de una terrible, y larga agonía (Felicidad, hacia cero).
La falsa muerte, de una persona, por tanto, es la transmutación, de esa persona, en un diamante, eterno, inmortal, invisible, a los ojos humanos, por medio, de un sueño placentero (Felicidad a la máxima).
Y la verdadera muerte, de una persona, es la transmutación, de una persona, en gases, por medio, de una terrible, y larga agonía (Felicidad hacia cero).
En la vida humana, tan solo, ha existido, la falsa muerte, nada más, pues, jamás, en la vida humana, se ha dado, el caso, de la existencia, de una verdadera, muerte.
Javier Rubio Ortín
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