La inmortalidad, y la muerte.
En unos breves, instantes, una persona, completamente sana, sin ningún dolor, de por medio, viaja, al cielo, y se vuelve inmortal, desapareciendo, por tanto, del planeta tierra.
En cambio, para que, esa persona, se muera, es preciso, que, esa persona, se despierte, enteramente, a la vigilia, por medio, de una larga, y terrible agonía.
Javier Rubio Ortín
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