La muerte de un cosmonauta de Dios.
Si se produjera, alguna vez, sería, un fracaso estrepitoso, de la providencia, de Dios, y por tanto, sería, un fracaso estrepitoso, del poder de Dios.
Porque, la principal, enemiga de Dios, a lo largo, de diez mil años, ha sido, la potencial muerte, de sus pobres cosmonautas, extraviados, de forma lamentable, en el interior tenebroso, del planeta tierra, o mundo.
Javier Rubio Ortín
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