La tumba de Jesucristo.
Como, la persona, de Jesucristo, 100 % dormido, desapareció, del mundo, sin dejar rastro, nada más, ser depositada, en su sepultura, la tumba, de Jesucristo, permaneció, siempre, completamente vacía, de cadáver.
Y a los tres días, de todo esto, la persona, de Jesucristo, volvió, a aparecer, de nuevo, en el mundo, completamente sana, y se mostró, a sus discípulos, que, creyeron erróneamente, que, la persona de Jesucristo, había resucitado, de entre, los muertos, al tercer día, de su crucifixión.
Javier Rubio Ortín
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