La vida, desobediente, de Jesucristo.

La vida, desobediente, de Jesucristo.

Dios-Padre, la llenó, de grandes señales, de desaprobación, como, densas tinieblas, y un gran terremoto.
Y la vida desobediente, de Jesucristo, consistió, exclusivamente, en el final, de su crucifixión, cuando, Jesucristo, completamente dormido, en el cielo, en la cruz, rehúsa, el desaparecer, del planeta tierra, en esa misma, cruz, a la vista, de todos los presentes, y opta, por desaparecer, del planeta tierra, poco después, en su sepultura.

Javier Rubio Ortín

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