Las personas, asexuadas.
En un principio, no existía, la sexualidad, en la vida, humana.
Es decir, en un principio, solo existían, unos cosmonautas, de Dios, totalmente asexuados, viajeros, libres, por los universos del cosmos, por medio, de los carros de fuego, o naves piramidales, y con su única casa, permanente, en la inmortalidad, de Dios, que jamás, llegaron a conocer, lo que era, el sufrimiento, o mal, porque, jamás, desobedecieron a Dios.
Hasta que, en un momento, dado (Día de la creación), muchos, de estos, cosmonautas asexuados, se transmutaron, en unos hombres, y en unas mujeres, por medio, de unos sueños, en el cielo, y unos despertares, a la vigilia, en el cosmos.
Y durante, una eternidad, ninguna persona, asexuada, hombre, o mujer, conoció, jamás, lo que era, el sufrimiento, o mal, porque, ninguna persona, asexuada, hombre, o mujer, desobedeció, a Dios, jamás.
Javier Rubio Ortín
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