Las personas, y los animales.

Las personas, y los animales.

Las personas, somos, un pensamiento, más, o menos, feliz, eterno, inmortal, sin principio, y sin final, que piensa, a absolutamente, todo lo que existe, en forma, de unas ideas, más, o menos, felices.
Y por tanto, si no hay personas, de por medio, pues, no puede existir, tampoco, nada, de todo, lo que existe.
Las personas, somos, por tanto, unos cosmonautas, viajeros, libres, por el cielo (Nuestra felicidad máxima, mientras dormimos), y por los universos del cosmos (Nuestra felicidad, inferior a la máxima).
Y por tanto, si las personas, no conocemos-pensamos, a los interiores tenebrosos, de ciertos, planetas del cosmos, las personas, no podemos, llegar a saber, jamás, lo que es, el sufrimiento, o mal.
Y los animales, son unas ciertas ideas, más, o menos, felices, del pensamiento humano, muy fugaces, que se generan, exclusivamente, cuando, ese pensamiento humano, piensa, a los interiores tenebrosos, de ciertos, planetas del cosmos.

Y por tanto, el conocimiento, del sufrimiento, o mal, por parte, de las personas, y el conocimiento, de los animales, por parte, de esas personas, pues, son, una misma cosa.
La persona, que ama, a un animal, por tanto, ama, a unas, ciertas ideas, más, o menos, felices, de su propio pensamiento.
Y por tanto, si esa persona, no existiera, tampoco, podrían existir, los animales, a los que ama.
Es decir, cuando, absolutamente, todas las personas, dejemos, de pensar-conocer, al planeta tierra, pues entonces, dejará, de existir, todo ese planeta tierra, con todos los animales, contenidos, en él.
Y si ese planeta tierra, no lo vuelve, a pensar-conocer, jamás, de nuevo, otra persona, pues ese planeta tierra, con todos sus animales, ya no volverá a existir, jamás.

Javier Rubio Ortín

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