Los ascos. El odio, a la sexualidad.
Las personas, como somos, unos cosmonautas, viajeros, por los universos, del cosmos, le tenemos, un enorme asco, al interior, tenebroso, del planeta tierra, en cambio, los animales, como no son, unos cosmonautas, pues, no le tienen, asco, al interior tenebroso, del planeta tierra.
Y por este motivo, las personas, que, habitamos, el planeta tierra, odiamos, a nuestras, sexualidades, o consideramos, que, el practicar, esas sexualidades, es un grave pecado.
En cambio, los animales, pues, no.
Javier Rubio Ortín
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