Medir, experimentalmente, la frecuencia, de una onda.
Si sabemos medir, la magnitud de la felicidad (X), de una persona, testigo, que, genera, a una cierta realidad (X), ya sabemos medir, también, la frecuencia (X), que posee, la onda, que tiene asociada, esa realidad.
Y cuanto, más, se acerca a cero, la felicidad, de esa persona, más se acerca, a cero, la frecuencia, que tiene asociada, esa realidad, generada, por la felicidad, de esa persona.
Y cuanto, más se acerca, a la máxima, la magnitud, de la felicidad, de esa persona, más, se acerca, al infinito, la frecuencia, de la onda, que tiene asociada, la realidad, generada, por la felicidad, de esa persona.
Javier Rubio Ortín
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