Mi obesidad.
No es la consecuencia, derivada, de una sobrealimentación, por parte, de mi persona.
Sino, que fue, la consecuencia, derivada, de quitarse, mi persona, el vicio, del tabaco.
Pues, tanto el colesterol, como, todas, las grasas malas, contenidas, en mi cuerpo, han estado siempre, bajo unos niveles, completamente saludables.
Javier Rubio Ortín
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