Un niño, cae, a un pozo, muy profundo.
E inmediatamente, Dios, hace viajar, a ese niño, al cielo, antes, de que, ese niño, se dañe, dentro, de ese pozo, y poco después, por tanto, el cuerpo, de ese niño, desaparece, del cosmos, sin dejar rastro, dentro, de ese pozo.
En resumidas cuentas, ese niño, ha desaparecido, del mundo (Pozo), y vive ya, en el cielo.
Y los padres, de ese niño, le piden a Dios, que, haga aparecer, de nuevo, a ese niño, en su cuna, del mundo, y Dios, escucha, esta oración, de esos padres, y la cumple, con su poder, y por tanto, ese niño, vuelve, de nuevo, a su cuna, en el mundo, al lado, de sus padres.
Javier Rubio Ortín
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