Una esperanza, viva, inmarchitable, e imperecedera…
…De que Dios, por medio, de su poder, nos volverá, a todos, invisibles en el cosmos (Salvación), sin sufrir, ninguna enfermedad, de por medio, tal, y como hizo, por ejemplo, con el patriarca Enoch, tras dormirlo, muy profundamente (Leer el libro del Génesis).
Esta era, la esperanza, de todos los verdaderos, discípulos de Jesucristo, hace dos mil años, como, por ejemplo, la v. María, s. Pedro, y s. Pablo.
En cambio, los falsos discípulos, de Jesucristo, pues, solo esperaban, el enfermarse, y el morirse, en el mundo, sin más (Condenación).
Javier Rubio Ortín
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