Una fe pétrea.
En que, todas las personas, somos, en realidad, unos cosmonautas, Hijos de Dios, e Hijas de Dios, viajeros, libres, por los universos, del cosmos, por medio, de los ovnis (Nuestra felicidad, inferior, a la máxima), que tenemos, nuestra, única casa, permanente, en el cielo, o la inmortalidad, de nuestro Dios (Nuestra felicidad, máxima).
En que, nuestros destinos, naturales, son, el de desaparecer, y el de aparecer, en el cosmos, un número de veces, ilimitado, dentro de unas vidas, inmortales (Vida humana, sin cadáveres).
En que, nuestras, vidas sufridas, concluyen, cuando, las personas, terminamos, de sufrir, en el mundo (Bajo la protección de Dios), una cierta cantidad, de mal, cuya magnitud, es igual, o inferior, a los sufrimientos, de Jesucristo.
En que, si sabemos, variar, a nuestras felicidades, sabemos, variar, también, a todo el cosmos, que perciben, nuestros sentidos.
En el creer, que:
Dios = Sueños = Cosmos (Universos) = ¡¡¡Una felicidad humana, más, o menos, grande, nada más!!!
Javier Rubio Ortín
Be First to Comment