Una guerra, sin cadáveres, humanos.
Es decir, una guerra, sin muerte, alguna, de por medio.
Es decir, una guerra, aprobada, por el Dios, de la Biblia.
Y por este, motivo, el Dios, de la Biblia, es, también, el Dios, de los ejércitos.
Javier Rubio Ortín
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