Una oración, que, le agrada, siempre, a Dios.
Es esta:
Dios mío, quiero, ser abducido, completamente vivo, a un ovni, situado, en tal universo, del cosmos (Velocidad lumínica = (X)), lo mismo, que, fue abducido, completamente vivo, al ovni, el profeta Elías, hace, tres mil, años.
Pero sé, que, antes, de que produzca, todo esto, debo, de sufrir, en el mundo, lo que, me queda, por sufrir, todavía, para, redimirme-liberarme, del mal, por medio, de tu justicia.
Así, que te propongo, tal futura fecha, del calendario, para que, se produzca, el final, de esta redención.
Javier Rubio Ortín
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