Una persona, en un cadalso, a punto, de ser, guillotinada.
Pues, resulta, que unos segundos antes, de ser decapitada, esa persona, el poder salvador de Dios, la duerme, en el reino de los cielos, y por tanto, la guillotina, decapita, en realidad, a un cuerpo dormido, profundísimamente, de esa persona, que previamente, ya había dejado de respirar, y ya no latía su corazón, a causa, de su sueño eterno, es decir, la guillotina, decapita, a un cuerpo, que, está más cerca de parecerse, a un diamante, que de parecerse, al cuerpo, de una persona, en su vida animal.
Y posteriormente, al cabo, de unos breves segundos, de su decapitación, ese cuerpo físico, dormido, de esa persona, termina convirtiéndose, en un diamante, invisible, en el mundo, y por tanto, ese cuerpo físico, de esa persona, dormida, se vuelve invisible, a los ojos del mundo, y visible, tal vez, dentro de un ovni, carro de fuego, o nube bíblica, completamente vivo, y rejuvenecido, a sus dieciocho años.
Be First to Comment