Una persona, petrificada, se vuelve, una persona, gaseosa.

Una persona, petrificada, se vuelve, una persona, gaseosa.

Es decir, una persona, deja de habitar, el cielo, y habita, el cosmos, de nuevo, ya sea:
1º Por medio, del vientre, de una mujer.
2º Por medio, de su aparición, en ese cosmos.

Javier Rubio Ortín

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