Viajar, a un universo, de menor, velocidad, lumínica.

Viajar, a otro universo, de menor, velocidad, lumínica.

Desde, el mismo, interior, del planeta tierra.

¿Cómo, de que manera, lo puede llevar, a cabo, una persona?

Pues, cobijándose, esa persona, dentro, de una nave piramidal, situada, completamente quieta, en la superficie, del interior del planeta tierra, pero, cuyo grado, de belleza, o cuyo grado de regularidad, variara, de tal manera, que, en un momento dado, ese grado de belleza, se pudiera volver, invisible, para todas las personas, que habitan, al universo, del planeta tierra, y visible, solamente, para unas personas, que habitaran, un universo, regido, por una sol, cuya velocidad de la luz, fuera menor, que la luz, que emite, el sol, que rige, al universo, que contiene, el planeta tierra.

Y por tanto, cuando, los habitantes del mundo, observaran, la partida de esa nave, observarían, como, esa nave, con su tripulante, a bordo, se volverían invisibles, ante sus ojos, sin dejar, ningún rastro, y sin hacer, ningún ruido.

¿Y si esa nave, con su tripulante a bordo, quisiera, volver, de nuevo, al universo, del planeta tierra?

Pues, se tendría, que limitar, a variar, el grado de belleza, o el grado de regularidad, de su nave, de tal manera, que esa nave, se volviera invisible, a los ojos, de las personas, que pueblan, ese universo, y visible, de nuevo, para las personas, que habitan, el universo, que contiene, el planeta tierra.

Y por tanto, las personas, que habitaran, el planeta tierra, observarían asombrados, como, esa nave, ha aparecido, o se “ha materializado”, de nuevo, en el interior del planeta tierra, ante sus ojos.

Javier Rubio Ortín

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