Viajar, por los universos, del cosmos.
Es decir, ser, más, o menos, felices, las personas, por medio, de los ovnis.
Cuando, los ovnis, nos vuelven, más felices, a las personas, entonces, esas personas, viajamos, hacia, el universo, de velocidad lumínica, nula.
Y cuando, los ovnis, nos vuelven, menos felices, a las personas, entonces, esas personas, viajamos, hacia el universo, de velocidad lumínica, máxima.
Por este, motivo, los ovnis, son, siempre, unos objetos, muy bellos (o muy simétricos), es decir, no cabe pensar, en la existencia, de unos ovnis, muy feos (o asimétricos).
Pueden existir, potencialmente, infinitos universos, en el cosmos (Infinitas, velocidades, de la luz, diferentes), pues, infinita, es la felicidad humana, pero, en realidad, solo existen, aquellos universos, que, pensamos, las personas, en cada momento, nada más.
Es decir:
Pensar = Existir
No pensar = No existir
Y por tanto, cuando, todas las personas, dormimos, todos los universos, del cosmos, dejan de existir, y solo existen, por tanto, los argumentos, de los sueños humanos, nada más.
Javier Rubio Ortín
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