Viajar, una persona, por todos los universos, del cosmos.

Viajes por el cosmos.

Es variar, la felicidad, del pensamiento, de una persona, testigo, al menos (Persona viajera), entre una cierta felicidad, de magnitud máxima, y una felicidad, de magnitud, nula, ya sea, por medio, de una fuerza de unión, o fuerza del sueño (Felicidad creciente), ya sea, por medio, de una fuerza de separación, o fuerza de la vigilia (Felicidad decreciente).

¿Y como, logramos, incrementar, la felicidad, de esa persona, viajera?
Pues, por medio, de un diamante gigante.

¿Y como logramos, disminuir, la felicidad, de esa persona, viajera?
Pues, por medio, del fuego.

Es decir, por medio, del diamante gigante (Felicidad creciente), la persona viajera, por medio, de su sueño, viaja, hacia, unos universos, regidos, por unos soles, cuyas velocidades lumínicas, tienden a ser, nulas.
Y por medio, del fuego (Felicidad decreciente), la persona viajera, viaja, hacia, unos universos, regidos, por unos soles, cuyas velocidades lumínicas, tienden a ser, la máxima, velocidad, de la luz.
Pero, la mejor manera, de viajar, por el cosmos, para una persona, es, salirse, esa persona, de ese cosmos, por completo, por medio, de volverse, plenamente feliz, de una forma transitoria, habitar, por tanto, en el cielo, esa persona, y después, volver, a introducirse, esa misma persona, de nuevo, en ese cosmos, pero, con otra felicidad, diferente, para su pensamiento.

Si una persona, viaja, entre, dos universos diferentes, del cosmos, lo hace, esa persona, ya sea, por medio, de un diamante gigante, ya sea, por medio, del fuego, es decir, lo hace, esa persona, volviéndose invisible, en el primer universo, es decir, desapareciendo, de ese universo, y visible, en el segundo universo, es decir, apareciendo, en ese segundo universo.

Javier Rubio Ortín

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