Volvemos, a un animal, inmortal.

Volvemos, a un animal, inmortal.

¿Cómo?

¡¡¡Pues, cobijando, a ese animal, dentro, de un diamante gigante, muy bello, de forma permanente!!!
Es decir, por medio, un sueño, potenciado, por el diamante gigante, es decir, por medio, de una fuerza de unión, muy grande, transmutamos, a ese animal, primeramente, en un vegetal y después, en un mineral.
¡¡¡Y ese animal, mineralizado, no se morirá, jamás!!!

Javier Rubio Ortín

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