¿Decir la verdad, o dedicarse a contar cuentos?
¿Decir siempre, la verdad, acerca, del evangelio eterno, o ciencia, que poseíamos, todas las personas, antes de aterrizar, en el planeta tierra, masivamente, hace unos diez mil años, provenientes del reino de los cielos, o dedicarse, a contar, unos cuentos, acerca, de ese evangelio, eterno?
¿Amar, realmente, a la persona, de Jesucristo, o no amar, a la persona de Jesucristo?
¿Explicar a las demás, personas, en que consiste, realmente, la salvación, o dedicarse, a contar cuentos, acerca de esa salvación?
¿Explicar a las demás, personas, en que consiste, la redención, o dedicarse a contra cuentos, acerca de esa redención?
¿Explicar, a las demás personas, en que consiste, la resurrección, o dedicarse, a contar cuentos, acerca de esa resurrección?
¿Explicar a las demás personas, cual es la verdadera naturaleza del Dios, uno, y trino (o felicidad plena, humana), o dedicarse, a contar cuentos, acerca de ese
Dios, uno, y trino (O felicidad humana, plena)?
S. Pablo, hace, dos mil años: “Hay de mí, si conociendo, la verdad del evangelio, eterno, no la enseño, a las demás personas, con la claridad suficiente”
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