Dormirnos, hasta volvernos, plenamente felices.
Es decir, dormirnos, las personas, por medio, del poder implosivo, y salvador, de Dios, hasta que, nuestros cuerpos físicos, se conviertan, en el diamante, del reino de los cielos, el cielo, y la eternidad, totalmente invisible, en el mundo.
Es decir, que, uno de nuestros sueños, irracionales, de todas las noches, se convierta, de pronto, en un viaje, muy vivido, y muy veloz, por un túnel muy oscuro, y tras traspasar, una línea fronteriza, imaginaria, el argumento, de ese sueño, entre en contacto, con los seres luminosos, muy felices, llenos de amor, llenos de paz, llenos de belleza, y llenos de libertad, habitantes del reino de los cielos, mientras nuestros cuerpos físicos, se vuelven, invisibles, en el mundo.
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